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 Ciudad de la furia, Argentina

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martes, 18 de agosto de 2009

Los recuerdos suelen contarte mentiras. Se amoldan al viento, amañan la historia; por aqui se encogen, por alla se estiran, se tiñen de gloria, se bañan en lodo, se endulzan, se amargan a nuestro acomodo, segun nos convenga; porque antes que nada y a pesar de todo hay que sobrevivir. Recuerdos que volaron lejos o que los armarios encierran; cuando esta por cambiar el tiempo, como las heridas de guerra, vuelven a dolernos de nuevo. Los recuerdos tienen un perfume fragil que les acompaña por toda la vida y tatuado a fuego llevan en la frente un dia cualquiera, un nombre corriente con el que caminan con paso doliente, arriba y abajo, humedas aceras canturreando siempre la misma cancion. Y por mas que tiempos felices saquen a pasear de la mano, los recuerdos suelen ser tristes hijos, como son, del pasado, de aquello que fue y ya no existe. Pero los recuerdos desnudos de adornos, limpios de nostalgias, cuando solo queda la memoria pura, el olor sin rostro, el color sin nombre, sin encarnadura, son el esqueleto sobre el que construimos todo lo que somos, aquello que fuimos y lo que quisimos y no pudo ser. Despues, inflexible, el olvido ira carcomiendo la historia; y aquellos que nos han querido restauraran nuestra memoria a su gusto y a su medida con recuerdos de sus vidas.

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Muere lentamente quien se transforma en esclavo del habito, repitiendo todos los dias los mismos trayectos; quien no cambia de marca, no arriesga vestir un color nuevo y no le habla a quien no conoce. Muere lentamente quien hace de la television su guru. Muere lentamente quien evita una pasion, quien prefiere el negro sobre blanco y los puntos sobre las "ies" a un remolino de emociones, justamente las que rescatan el brillo de los ojos, sonrisas de los bostezos, corazones a los tropiezos y sentimientos. Muere lentamente quien no voltea la mesa cuando esta infeliz en el trabajo, quien no arriesga lo cierto por lo incierto para ir detras de un sueño, quien no se permite por lo menos una vez en la vida, huir de los consejos sensatos. Muere lentamente quien no viaja, quien no lee, quien no oye musica, quien no encuentra gracia en si mismo. Muere lentamente quien destruye su amor propio, quien no se deja ayudar. Muere lentamente, quien pasa los dias quejandose de su mala suerte o de la lluvia incesante. Muere lentamente, quien abandona un proyecto antes de iniciarlo, no preguntando de un asunto que desconoce o no respondiendo cuando le indagan sobre algo que sabe. Evitemos la muerte en suaves cuotas, recordando siempre que estar vivo exige un esfuerzo mucho mayor que el simple hecho de respirar. Solamente la ardiente paciencia hara que conquistemos una esplendida felicidad.