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 Ciudad de la furia, Argentina

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lunes, 7 de diciembre de 2009


Solo las grietas de la calle dibujan vida en la tarde y se aparecen recordando las mil figuras qe pasaron. Ahi vas corriendo y sos impura, dejas la vida en otro lado y te apareces recordando las mil figuras qe pasaron. Es tan inerte este silencio qe trae olores de otros años. Se fue callando el gato viejo, fueron los ultimos tejados. La tarde es alma de ventanas "las grietas nunca dan revancha" y en este duelo gana el tiempo y mi bostezo es un desgarro. Caera la noche y antes de caer. Y asi se termina una vaga sensacion. Ese rayo fue el disfraz del dia, un nudo de alucinacion, la persiana y su rumor; tu silueta se esfumo. Y asi termina, la ventana enmudecio, ese mundo se perdio y ahora son trozos. Lugar de ruinas, dejo todo esto pero siento qe vuelvo a empezar .

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Muere lentamente quien se transforma en esclavo del habito, repitiendo todos los dias los mismos trayectos; quien no cambia de marca, no arriesga vestir un color nuevo y no le habla a quien no conoce. Muere lentamente quien hace de la television su guru. Muere lentamente quien evita una pasion, quien prefiere el negro sobre blanco y los puntos sobre las "ies" a un remolino de emociones, justamente las que rescatan el brillo de los ojos, sonrisas de los bostezos, corazones a los tropiezos y sentimientos. Muere lentamente quien no voltea la mesa cuando esta infeliz en el trabajo, quien no arriesga lo cierto por lo incierto para ir detras de un sueño, quien no se permite por lo menos una vez en la vida, huir de los consejos sensatos. Muere lentamente quien no viaja, quien no lee, quien no oye musica, quien no encuentra gracia en si mismo. Muere lentamente quien destruye su amor propio, quien no se deja ayudar. Muere lentamente, quien pasa los dias quejandose de su mala suerte o de la lluvia incesante. Muere lentamente, quien abandona un proyecto antes de iniciarlo, no preguntando de un asunto que desconoce o no respondiendo cuando le indagan sobre algo que sabe. Evitemos la muerte en suaves cuotas, recordando siempre que estar vivo exige un esfuerzo mucho mayor que el simple hecho de respirar. Solamente la ardiente paciencia hara que conquistemos una esplendida felicidad.