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 Ciudad de la furia, Argentina

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domingo, 1 de mayo de 2011

Persona quiere decir mascara y cada uno de nosotros tiene muchas. ¿Hay realmente una verdadera que pueda expresar la compleja, ambigua y contradictoria condicion humana?. Siempre es terrible ver a un hombre que se cree absoluta y seguramente solo, pues hay en el algo tragico, quizas hasta sagrado y, a la vez, horrendo y vergonzoso. Siempre llevamos una mascara, que nunca es la misma, sino, cambia para cada uno de los lugares que tenemos asignados en la vida: la del profesor, la del amante, la del intelectual, la del heroe, la del hermano cariñoso. Pero ¿que mascara nos ponemos o que mascara nos queda cuando estamos en soledad, cuando creemos que nadie nos observa, nos controla, nos escucha, nos exige, nos suplica, nos intima, nos ataca?. Acaso el caracter sagrado de ese instante se deba a que el hombre esta, entonces, frente a la divinidad o, por lo menos, ante su propia e implacable conciencia. Cuantas lagrimas hay detras de la mascara! Cuanto mas podria el hombre llegar al encuentro con el otro hombre si nos acercaramos los unos a los otros como necesitados que somos, en lugar de figurarnos fuertes!. Si dejaramos de mostrarnos autosuficientes y nos atrevieramos a reconocer la gran necesidad del otro que tenemos para seguir viviendo, como muertos de sed que somos en verdad; cuanto mal podria ser evitado...

1 comentario:

 

Muere lentamente quien se transforma en esclavo del habito, repitiendo todos los dias los mismos trayectos; quien no cambia de marca, no arriesga vestir un color nuevo y no le habla a quien no conoce. Muere lentamente quien hace de la television su guru. Muere lentamente quien evita una pasion, quien prefiere el negro sobre blanco y los puntos sobre las "ies" a un remolino de emociones, justamente las que rescatan el brillo de los ojos, sonrisas de los bostezos, corazones a los tropiezos y sentimientos. Muere lentamente quien no voltea la mesa cuando esta infeliz en el trabajo, quien no arriesga lo cierto por lo incierto para ir detras de un sueño, quien no se permite por lo menos una vez en la vida, huir de los consejos sensatos. Muere lentamente quien no viaja, quien no lee, quien no oye musica, quien no encuentra gracia en si mismo. Muere lentamente quien destruye su amor propio, quien no se deja ayudar. Muere lentamente, quien pasa los dias quejandose de su mala suerte o de la lluvia incesante. Muere lentamente, quien abandona un proyecto antes de iniciarlo, no preguntando de un asunto que desconoce o no respondiendo cuando le indagan sobre algo que sabe. Evitemos la muerte en suaves cuotas, recordando siempre que estar vivo exige un esfuerzo mucho mayor que el simple hecho de respirar. Solamente la ardiente paciencia hara que conquistemos una esplendida felicidad.