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 Ciudad de la furia, Argentina

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sábado, 15 de octubre de 2011

Hoy se sabe menos que nunca lo que es un hombre realmente vivo, y se lleva a morir bajo el fuego a millares de hombres, cada uno de los cuales es un ensayo unico y precioso de la naturaleza. Si no fueramos algo mas que individuos aislados, si cada uno de nosotros pudiese realmente ser borrado por completo del mundo por una bala de fusil, no tendria ya sentido alguno relatar historias. Pero cada uno de los hombres no es tan solo él mismo; es tambien el punto unico, particularisimo, importante siempre y singular, en el que se cruzaron los fenomenos del mundo, solo una vez de aquel modo y nunca mas. Asi, la historia de cada hombre es esencial, eterna y divina, y cada hombre, mientras vive en alguna parte y cumple la voluntad de la naturaleza, es algo maravilloso y digno de toda atencion. En cada uno de los hombres se ha hecho forma el espiritu, en cada uno padece la criatura, en cada uno de ellos es crucificado un redentor.

Muy pocos saben hoy lo que es el hombre. Muchos lo sienten, y, por sentirlo, mueren mas aliviados, como yo morire mas aliviada cuando termine de escribir esta historia.

No soy una mujer que sabe. He sido una mujer que busca y lo soy aun, pero no busco ya en las estrellas ni en los libros: comienzo a escuchar las enseñanzas que mi sangre murmura en mi. Mi historia no es agradable, no es suave y armoniosa como las historias inventadas; sabe a insensatez y a confusion, a locura y sueño, como la vida de todos los hombres que no quieren mentirse mas a si mismos.

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Muere lentamente quien se transforma en esclavo del habito, repitiendo todos los dias los mismos trayectos; quien no cambia de marca, no arriesga vestir un color nuevo y no le habla a quien no conoce. Muere lentamente quien hace de la television su guru. Muere lentamente quien evita una pasion, quien prefiere el negro sobre blanco y los puntos sobre las "ies" a un remolino de emociones, justamente las que rescatan el brillo de los ojos, sonrisas de los bostezos, corazones a los tropiezos y sentimientos. Muere lentamente quien no voltea la mesa cuando esta infeliz en el trabajo, quien no arriesga lo cierto por lo incierto para ir detras de un sueño, quien no se permite por lo menos una vez en la vida, huir de los consejos sensatos. Muere lentamente quien no viaja, quien no lee, quien no oye musica, quien no encuentra gracia en si mismo. Muere lentamente quien destruye su amor propio, quien no se deja ayudar. Muere lentamente, quien pasa los dias quejandose de su mala suerte o de la lluvia incesante. Muere lentamente, quien abandona un proyecto antes de iniciarlo, no preguntando de un asunto que desconoce o no respondiendo cuando le indagan sobre algo que sabe. Evitemos la muerte en suaves cuotas, recordando siempre que estar vivo exige un esfuerzo mucho mayor que el simple hecho de respirar. Solamente la ardiente paciencia hara que conquistemos una esplendida felicidad.