A veces es ponerse un disfraz, como resignarse a no creer con la mente atada a que nada va a cambiar. A veces es no ver ni escuchar, como para no enloquecer en la oscuridad misma del cuarto en soledad. Y veo en frente un abismo, un pozo en el tiempo, una copa extraña; se que ahora voy a beberla, entrar en su efecto que siempre me engaña. A veces un impulso inicial provoca la inercia y va a romper con la movilidad misma, cualquier acto de fe. Puedo ser mejor, más eficaz, decidida como lo fui ayer para ir a buscarte y dar una vuelta más. Descreer de un final bien preciso con fecha y hora, lugar y circunstancia. Darse el lujo de los inmortales que al paso del tiempo no dan importancia.
Pero el sol es sólo una llama, la tierra es una pantalla
y nosotros solo figuras que pasan y que se esfuman.
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